viernes, 13 de enero de 2012

stieg larsson - la reina en el palacio de las corrientes de aire


la tercera parte de la trilogía del sueco (creo que trilogía sólo porque murió, si no, habría más) que revolucionó la primera década del tercer milenio por el mero hecho de escribir muy buenos guiones. lo ya dicho: libros en multitud de idiomas, formatos, series de tv, películas europeas y de hollywood...

pero bueno, ya se me hizo largo. fue el mes de agosto del 2011 cuando me leí los 3 libros (esguince de rodilla en verano, no recomendable ni para los enemigos). y este último ya cansó un poco porque veía lo mismo, una historia buena a la que le falta descripción social (se centra demasiado en unos personajes fuera de lo normal) y no habla del país. esas mismas personas las coloca en australia y sería todo muy parecido.

lo que hace el autor fabulosamente (por lo que le viene el éxito) es enredar la madeja de la historia, una trama de misterio muy bien conseguida. pero, personalmente, aporta muy poco más. no es uno de esos buenos libros en los que te dan ganas de ir subrayando frases sueltas por su belleza, su significado o sus dobles sentidos a base de juegos de palabras... pero bueno, el libro entretiene.

no me quedo sin criticar de nuevo la edición con faltas de ortografía (tildes) por parte de la editorial y lo absurdo de una página y media del libro comentando los muebles que compró en el ikea la protagonista. una página y media para hablar de unos muebles que no dicen nada, no intervienen para nada y da igual lo que hubiese comprado porque, con cualquier otro mobiliario, la historia no habría sufrido ninguna modificación. en fin... cosas del autor, supongo que subvencionado por ikea. ahhh, se me olvidaba: ojo al número de veces que aparece la palabra café (y sus derivados) en el libro: cafetería, cafetera, café... y capuccino y otros. espectacular. pido favor a alguien que tenga el libro en formato digital, que cuente esas palabras y luego las palabras asesino, pistola/arma, dormir, comer, coche... me gustaría saber la diferencia.

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